El arte como un arquitecto de la memoria. El arte como un ingeniero del futuro. Nosotros tenemos preguntas y María Jose Melendo, Investigadora y docente de la UNCo y la UNRN, tiene algo para decir.
En tu opinión, ¿el arte puede construir memoria?
Sí!, creo que el arte puede construir memoria y que de hecho comparte con ella su forma de trabajar con el pasado al que evoca: siempre desde rastros, vestigios, con la conciencia de que tal evocación responde a la subjetividad de quien recuerda, a los modos en que el pasado es construido.
Me resultan sugerentes los enfoques que entienden la memoria como una acción en presente, como la materialización de una mirada sobre el pasado, que es eso: una mirada, un punto de vista; el arte también parte de una mirada y es esa mirada la que cuando se enfoca en el pasado permite volverlo visible desde la memoria que se construye en torno a él. Entonces, el arte construye memorias, en plural.
"El arte contemporáneo vuelve sobre el mencionado legado y ratifica su condición situada y su poder para impactar en la realidad"
Nos interesa conocer tu pensar respecto del arte en relación a cómo opera en el tiempo futuro. Algunos y algunas artistas han sabido utilizar su arte para disputar algunos sentidos instalados. ¿el arte tiene una dimensión revolucionaria?
Acá también me inclino rápidamente por responder que sí, que el arte tiene una dimensión revolucionaria, pero con la intención de problematizar también esta afirmación.
Sin duda, las vanguardias del siglo XX son una muestra de la capacidad del arte de irrumpir no sólo en las formas propias -derribando sus cánones en un gesto de radical autocrítica- sino también en la realidad, reaccionando ante ella, buscando generar transformaciones y desde allí imaginar futuros.
A su vez, creo que también es necesario mirar críticamente la taxatividad de los actos revolucionarios; porque ocurrió con las vanguardias que al mismo tiempo que desmontaron el orden de representación tradicional instalaron otro si se considera el alcance fundacional y tal vez dogmático de los manifiestos.
Por eso, en el presente resultan elocuentes las lecturas que proponen términos como “microutopías” o “revoluciones moleculares” porque permiten pensar en alternativas tangibles que desde lo micro y situado planteen una dimensión disruptiva en los contextos en los que suceden.
El arte contemporáneo vuelve sobre el mencionado legado y ratifica su condición situada y su poder para impactar en la realidad, como se puede ver por ejemplo en las acciones artísticas que instalan la cuestión de los feminismos, los ecocidios o la crítica hacia las formas de vida en el capitalismo de nuestro tiempo.
"Creo que es muy importante identificar la especificidad del arte cuando se lo aborda como objeto de estudio y sus diferencias sustantivas con las ciencias duras"
Quizá, en el imaginario popular, el significante “artista” esté vinculado a una persona desencajada del sistema que produce creativamente en soledad. ¿Esto se verifica en la práctica o el arte puede ser producción colectiva?
Me parece que a lo largo de la historia ha habido formas de producción colectiva como la de los talleres y que la idea del artista entre comillas tal como aparece en la pregunta es un efecto de la Modernidad; no obstante, en mi opinión es preciso volver a las transformaciones mencionadas en la pregunta anterior respecto al impacto de las llamadas “vanguardias históricas” en todo el arte posterior, porque es allí donde toma forma la idea de creación colectiva, dando lugar, a partir de aquí a distintas derivas.
En el presente, se ven varias de estas aristas de lo colectivo porque hay artistas que a la manera de los talleres del Renacimiento plantean una forma de producción colectiva e interdisciplinaria en la que los saberes se configuran desde un diálogo entre los mismos; eso ocurre en talleres tan diversos como los del grupo Mondongo y en los de Tomás Sarraceno, Marta Minujín, Doris Salcedo o Jeff Koons, por citar algunos casos.
También hay formas de producción enmarcadas en lo que podría denominarse arte relacional o participativo que se conciben como colaborativas en un sentido relativo, dado que, si bien requieren de la participación de destinatarias/os, ratifican sin embargo la idea de autoría, ya que la obra es atribuida a tal o cual artista.
Pero a su vez, es relevante destacar que el presente del arte está atravesado por formas de producción (cuyos antecedentes insisto en situarlos en las vanguardias) que son acciones que se producen colectivamente y en las que se discuten los modos de hacer desde una concepción horizontal, como puede ser el caso, por citar alguna de las innumerables experiencias, del colectivo Las tesis cuya intervención en el marco del estallido chileno de octubre de 2019 se volvió viral.
También puede mencionarse el caso de los colectivos de arte como Etcétera o el Grupo de arte callejero (GAC), entre otros, que acompañaron a la agrupación H.I.J.O.S a fines de los noventa para exhibir la situación de impunidad legal en nuestro país debido a la libertad o el arresto domiciliario de militares y civiles responsables de delitos de lesa humanidad durante la última dictadura. Trabajaron bajo el lema “si no hay justicia, hay escrache” y recurrieron colectivamente a formas de producción artística que tuvieran un impacto en el medio en el espacio en el que acontecían.
Finalmente -y en sintonía con la pregunta que apuntaba a si el arte puede construir memoria- me gustaría hacer referencia a una experiencia colectiva próxima a nosotres, aquí en la norpatagonia. Se trata de una obra proyecto que fue concebida colectivamente y que requiere de la participación colectiva. Me refiero al proyecto Estar/No estar. 30.000 disparos de les artistas Julieta Sacchi, Gustavo Abalde, Mauro Larocca, Andrea Polito y Mauro Rosas. Surgió en 2016 con motivo del aniversario del golpe de Estado desde la intención de volver visible la magnitud de las 30.000 desapariciones de la última dictadura militar en nuestro país.
Para concretarlo, en el monumento a San Martín de la ciudad de Neuquén, en el marco de la marcha del 24 de marzo propusieron la acción de fotografiar (en el tiempo que lleve hacerlo) a 30.000 personas que quisieran sumarse y poner el cuerpo: posar delante de la cámara y escribir en una pizarra su nombre o su mensaje de cara al aniversario del golpe. Me parece que esta experiencia ejemplifica el potencial que tiene en el arte lo colectivo entendiéndolo en sus múltiples alcances.
Nos encantaría que nos hagas un pequeño recorrido discursivo sobre la exposición que tuvo lugar este año 2021, denominada “LA CONSTRUCCIÓN DEL DESIERTO | 1878-2021”, donde entendemos participaste como curadora. ¿Cómo logra esa exposición explorar la dimensión política del territorio en el que vivimos?
La Construcción del Desierto | 1878-2021 fue un proyecto curatorial propuesto por PH Plataforma Horizontal, espacio de reflexiones sobre estéticas contemporáneas surgido en a partir de tres proyectos de investigación dependientes de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Nacional de Río Negro. La curaduría estuvo a cargo de Gustavo Cabrera, Julia Isidori, María Celeste Belenguer, Tamara Bohlmann y yo. Fue montada desde abril a agosto de este año en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez de la ciudad de General Roca/Fiske pero se puede visitar de forma virtual: https://plataformahorizontal.wordpress.com
La propuesta buscó explorar la dimensión política del territorio en el que vivimos a partir de estrategias que van desde reconocer la polisemia de la palabra “desierto” hasta la puesta en diálogo de imágenes de archivo (históricas y presentes) y una serie de fotos tomadas por la artista Viviana Portnoy, entre las que destaca su serie Espejismos.
Desde distintas retóricas poéticas dispuestas en la sala se planteó una instalación de sitio específico en la que las capas de temporalidad se yuxtaponían conformando distintas materialidades atravesadas por la intención política de rastrillaje a la que apostamos.
"Me resultan sugerentes los enfoques que entienden la memoria como una acción en presente, como la materialización de una mirada sobre el pasado."
Sos investigadora del sistema nacional científico. ¿Qué significa tomar al arte por objeto de estudio? ¿hay producción artística en el proceso de investigación?
Creo que es muy importante identificar la especificidad del arte cuando se lo aborda como objeto de estudio y sus diferencias sustantivas con las ciencias duras; así, resulta esencial hacer hincapié en las particulares trayectorias que una investigación en artes supone.
Afortunadamente, en los últimos años se registran enfoques metodológicos en artes que parten de tal especificidad plasmada en proyectos de investigación acreditados; incluso hay universidades que tienen convocatorias específicas para proyectos de creación artística que involucran el pensar y el hacer; también, estos cambios metodológicos se registran en abordajes presentados en tesinas de grado y tesis de posgrado en las que se permite ver los procesos de investigación en una trama indiscernible con la producción.
En este sentido, la experiencia curatorial en la que nos embarcamos con el proyecto de investigación de la Universidad Nacional de Río Negro -a la que se hizo referencia en la pregunta anterior- fue pensada desde la intención de combinar la investigación teórica con la producción artística que se vea plasmado en el ejercicio específico que planteamos.