La industria 4.0 parece haberse convertido en eso que los lacanianos llaman un "significante amo". El término se impregna en las discursivas de un amplio espectro de actores políticos, habilitadores tecnológicos y cuadros de gestión. Vamos, está por todos lados y es comprensible, ¿acaso alguien quiere perderse una revolución? Y sería la cuarta según parece! Algo que flota en el sentido común colectivo nos indica que es peligroso quedar afuera de este llamado a la revolución porque, quienes lo hacen, quienes se quedan en los márgenes de los procesos que inauguran nuevas épocas, pierden. El pensador alemán Arthur Schopenhauer, con mucho atino solía señalar que allí, donde un animal respira, existe otro para devorarlo. Pero eso, los países "en vías de desarrollo", ya lo sabemos.
Una de las complejidades de la Industria 4.0 es encontrar sus márgenes, o dicho de otro modo... todo queda mas bonito con un "4.0" al final. Pareciera que por estos días, todo deviene 4.0, sustrayéndole así gran parte de su referencialidad al concepto. Por eso, el problema de pensar la Industria 4.0 empieza por su definición. ¿Qué es? No, no vamos ensayar una respuesta aquí y ahora precisamente porque el primero de los errores revolucionarios es importar definiciones y categorías que solo tienen sentido en el lugar de donde se las extrae. Sin embargo, puede afirmarse sin pérdida de generalidad que cualquier respuesta que se de a ésa, la nueva pregunta ontológica de las sociedades productivas del siglo XXI, debería contemplar al menos dos enclaves: los límites socioeconómicos y las condiciones de posibilidad del territorio donde el concepto aterriza.
Dos dimensiones para pensar un porvenir revolucionario: los límites y las condiciones de posibilidad. El primero tiene que ver con que, por ejemplo, no es lo mismo pensar una Industria 4.0 para el litio boliviano que para los cordones industriales de la zona núcleo argentina; o dicho menos sutilmente: lo que el dueño de una pequeña empresa portuaria brasilera pueda ensamblar como concepción de la Industria 4.0, no tendrá ningún punto de vinculación con la representación que tenga sentido para una compañía de servicios petroleros de Vaca Muerta. No deberían existir definiciones de Industria 4.0 escindida de este enclave funcional debido a que, para pensar un desarrollo industrial revolucionario, debemos primeramente construir una visión con sentido local, aterrizada en las significancias propias del territorio.
Una de las complejidades de la Industria 4.0 es encontrar sus márgenes, o dicho de otro modo... todo queda mas bonito con un "4.0" al final. Pareciera que por estos días, todo deviene 4.0, sustrayéndole así gran parte de su referencialidad al concepto. Por eso, el problema de pensar la Industria 4.0 empieza por su definición. ¿Qué es? No, no vamos ensayar una respuesta aquí y ahora precisamente porque el primero de los errores revolucionarios es importar definiciones y categorías que solo tienen sentido en el lugar de donde se las extrae. Sin embargo, puede afirmarse sin pérdida de generalidad que cualquier respuesta que se de a ésa, la nueva pregunta ontológica de las sociedades productivas del siglo XXI, debería contemplar al menos dos enclaves: los límites socioeconómicos y las condiciones de posibilidad del territorio donde el concepto aterriza.
Dos dimensiones para pensar un porvenir revolucionario: los límites y las condiciones de posibilidad. El primero tiene que ver con que, por ejemplo, no es lo mismo pensar una Industria 4.0 para el litio boliviano que para los cordones industriales de la zona núcleo argentina; o dicho menos sutilmente: lo que el dueño de una pequeña empresa portuaria brasilera pueda ensamblar como concepción de la Industria 4.0, no tendrá ningún punto de vinculación con la representación que tenga sentido para una compañía de servicios petroleros de Vaca Muerta. No deberían existir definiciones de Industria 4.0 escindida de este enclave funcional debido a que, para pensar un desarrollo industrial revolucionario, debemos primeramente construir una visión con sentido local, aterrizada en las significancias propias del territorio.
Para pensar un desarrollo industrial revolucionario debemos primeramente construir una visión situada, aterrizada en las significancias propias del territorio.
La segunda dimensión que debemos atender a efectos de visionar un futuro 4.0 para las Pymes del Mercosur es, como en toda revolución, las condiciones de posibilidad. Pensar una nueva iteración evolutiva en una empresa industrial alemana, no guarda ningún punto de comparación con lo que pueda significar para una Pyme uruguaya. Sus condiciones de posibilidad son diferentes y por tanto diferentes las implicancias que una definición pudiera tener. Lo dicho no guarda relación con lo funcional sino con los estadíos de madurez. Las armas para hacer y sostener esta cuarta revolución, son muy distintas en cada territorio.
Sí, está claro y hasta parece obvio pero en la praxis no lo es tanto. Esto se constata inmediatamente cuando se navegan los puntos de contacto que ofrecen los ofertas formativas, los programas nacionales de estímulo a la transformación tecnológica y cualquier otro fenómeno de difusión y apoyo para importar desde USA, Alemania o Japón la Revolución. Resulta evidente que dichos esfuerzos imitatorios carecen de una configuración que se aterrice funcionalmente en el territorio y en las realidades de una empresa pequeña o mediana. Necesitamos una narrativa latinoamericana para hacer la revolución industrial 4.0. No la podemos importar como si fuera una máquina más. Necesitamos abandonar esas faraónicas arquitecturas de negocios alemanas y japonesas para comenzar a desarrollar nuestra propia definición de Industria 4.0 situada en el Mercosur, y en particular, en Argentina.
Sí, está claro y hasta parece obvio pero en la praxis no lo es tanto. Esto se constata inmediatamente cuando se navegan los puntos de contacto que ofrecen los ofertas formativas, los programas nacionales de estímulo a la transformación tecnológica y cualquier otro fenómeno de difusión y apoyo para importar desde USA, Alemania o Japón la Revolución. Resulta evidente que dichos esfuerzos imitatorios carecen de una configuración que se aterrice funcionalmente en el territorio y en las realidades de una empresa pequeña o mediana. Necesitamos una narrativa latinoamericana para hacer la revolución industrial 4.0. No la podemos importar como si fuera una máquina más. Necesitamos abandonar esas faraónicas arquitecturas de negocios alemanas y japonesas para comenzar a desarrollar nuestra propia definición de Industria 4.0 situada en el Mercosur, y en particular, en Argentina.
Sensorizar para telesupervisar; telesupervisar para predecir; predecir para anticipar; y anticipar para competir.
En consecuencia, todos los investigadores del Mercosur preocupados por estas revoluciones modernas, deberíamos comenzar a abandonar los actos fundacionales del primer mundo que le confieren su sentido a lo 4.0 para dar paso a la construcción de una lógica de despliegue tecnológico que tenga sentido para nuestras economías regionales, nuestras alianzas comerciales y fundamentalmente las realidades económicas del tejido Pyme regional, al que le faltan más dólares para importar la Revolución que recursos humanos para desarrollarla. Una narrativa 4.0 para los países en desarrollo, debe hacer pié en nuestros puntos fuertes y prescindir de los aspectos definitorios que están mas allá de nuestras condiciones de posibilidad.
Quien crea que estamos en ese estado de madurez, haría bien en observar lo que sucede cuando el dueño de una Pyme consulta a un facilitador 4.0 para reconvertir tecnológicamente su proceso productivo. Pareciera que la solución es que el dueño de la Pyme entregue su riñón como garantía para la compra de un robot -de esos con muchos brazos- bajo la indubitable promesa de que tal acto lo catapultará de la obsolescencia tecnológica hacia el cielo de la automatización productiva: sin robots... no hay paraíso, señor dueño de Pyme. Difícil hacer así la revolución. Sin embargo, nada está perdido, existen otros caminos que debemos explorar. Pongamos un ejemplo. Quienes investigamos y producimos tecnología para pymes creemos que, en términos de aproximarnos a un estadío 4.0, tiene más impacto sensorizar para telesupervisar; telesupervisar para predecir; predecir para anticipar; y anticipar para competir. Cualquiera de estos puntos de acceso a la Industria 4.0 representa un camino más viable que abismarse en la compra de costosos pulpos cibernéticos.
La revolución no se logra importando Industria 4.0 ya que no se puede, en el mismo sentido que no se puede importar Industria o que no se puede importar la Educación.
La sensación desde la perspectiva que se elija, confirma la sospecha de que aún nos debemos la elaboración de un sentido situado y soberano tanto para la definición como para los aspectos programáticos de la Industria 4.0. Necesitamos una aproximación pragmática para Vaca Muerta, otra para el norte argentino, otra para los conurbanos, otra para las zonas núcleo. Y también para el Mercosur. Necesitamos comenzar a desarrollar soluciones tecnológicas con un sentido situado y accesible para determinadas industrias. No, no estamos hablando de robots con muchos brazos. Hablamos de hacer avanzar un casillero hacia adelante a la Pyme con una oferta tecnológica que sea "made in" el territorio y para el territorio. Necesitamos una definición soberana de Industria 4.0, que persiga los intereses estratégicos y los ejes de integración regional. La revolución no se logra importando Industria 4.0, ya que no se puede, en el mismo sentido que no se puede importar Industria o que no se puede importar la Educación.
La apuesta revolucionaria debe ser la de trazar un recorrido propio y soberano que parta de las particularidades de cada región productiva, y que a través del desarrollo de estadíos tecnológicos construidos en el territorio y con nuestros recursos, comencemos a tantear los contornos de una nueva definición de lo 4.0: la nuestra, la que funciona para nosotros en la periferia. No estaría mal que mientras nos encaminamos hacia allí nos preguntemos más seguido cuánto falta para la Revolución.
Lic. Federico AmigoneDocente e Investigador FAI-UNCoEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.