Sociedad

Cine & Bullyng

Si hay un tópico tan universal como contemporáneo es el del acoso escolar (o bullying) durante la época de la secundaria. Desafortunadamente, el tema ha sido tratado en el séptimo arte con más desaciertos que aciertos. Son pocas las películas que verdaderamente logran reflejar la complejidad no sólo de las víctimas, sino también de los agresores y los testigos. En esta nota recomendaremos tres que, particularmente, hacen un muy buen trabajo. 

Una búsqueda en Google de “Argentina + Bullying” arroja el impresionante número de 17,800,000 resultados en 0.45 segundos. Vemos día a día titulares como: “una madre compartió la chomba ensangrentada de su hijo”, “alertan por la vinculación entre el bullying y los intentos de suicidios en chicos” o “debió cambiar a su hijo de colegio porque sufría bullying y no lo contenían”.

El bullying es un delito que goza de muchísima impunidad.

Ing. Luciano Sívori
Son noticias tan frecuentes que ya las hemos naturalizado (y, por lo tanto, las leemos de forma automática, sin detenernos a pensarlas realmente). El bullying es un delito que goza de muchísima impunidad. La intimidación y el hostigamiento que sienten miles de chicos alrededor del mundo todavía no tienen formas reales para combatirse.

En un contexto como éste, algunos largometrajes de contenido social se convierten en ideales para ocuparse de la temática del acoso escolar y debatir sobre las maneras de abordarlo. Por eso podemos ver una película belga, japonesa o norteamerica (con idiomas ajenos al nuestro) y sentir que los temas que se abordan son muy locales, que están muy cerca.

El caso de Ben X (Bélgica, 2007)

El caso de Ben X (Bélgica, 2007)


Ben X una cinta de origen belga que narra la vida de un joven (Ben) con Síndrome de Asperger. Para evitar las burlas de sus compañeros, vive sumergido en el fantástico mundo del videojuego “Archlord”. El título en su versión holandesa (ik ben niks) hace referencia al estado constante de alguien que sufre el acoso escolar: “yo no soy nada”.

La película fue dirigida por Nic Balthazar, quien también escribió la novela en la que se basa esta historia real ("Nothing was all he said"). La trama se las ingenia para combinar eficazmente el autismo, el bullying y los juegos de rol.

El protagonista (un enorme Greg Timmermans) carga con el peso de ser el “raro” de su clase y se convierte en el favorito para las crueldades de los matones de la escuela. Si bien la inteligencia de Ben es superior a la del resto de sus compañeros, también es demasiado tímido y retraído como para animarse a decir “basta”.

Progresivamente se nos revelan las dificultades de alguien con este tipo de personalidad. Para Ben, el sólo hecho de salir a la calle es un suplicio, y por eso prefiere estar encerrado en su habitación, en su videojuego que se le presenta como una “zona segura” y que lo eleva hasta terrenos casi oníricos donde él es infinito.

Una única salida

Dentro del RPG “Archlord”, Ben es un héroe indiscutible. Por fuera, ni siquiera logra comunicar sus problemáticas con su familia. El conflicto de la película se dispara luego de que sus compañeros de colegio le bajan los pantalones, lo filman y divulgan el video por Internet. Eso lleva a que Ben comience a considerar el suicidio como única salida.

De todas maneras, aunque la historia es muy dura, el mensaje que manifiesta es absolutamente optimista y esperanzador. Particularmente, hay un giro argumental en su desenlace que no sólo es sorprendente, sino que además hace que todo lo demás valga la pena.

Un aspecto clave de Ben X es que cuenta con un contenido médico muy detallado, que presta especial atención al diagnóstico de un hijo autista. Además está condimentada con reflexiones de corte filosófico donde descubrimos que, en su interior, Ben es un poeta perspicaz, profundo e hasta ingenioso.

La angustia está en todos lados

En su momento, la película fue la seleccionada por Bélgica para los premios de la Academia 2007 (en la categoría de “Mejor Película Extranjera”), aunque finalmente se eligió a otra. Sí tuvo a la suerte de recibir una gran cantidad de premios en diferentes festivales y hoy se la considera una de las más importantes del tópico que ocupa.

Mientras el director (y autor de la novela) Nic Balthazar recorría el mundo con su película, aprendió que la angustia adolescente está verdaderamente en todos lados. En Corea le dijeron que era “una historia muy coreana”, mientras que en Suecia le dijeron que “se trata de una historia absolutamente sueca”. Sin duda, lo mismo podríamos decir de Argentina.

El abuso y sus consecuencias en Una voz silenciosa (Japón, 2017)

El abuso y sus consecuencias en Una voz silenciosa (Japón, 2017)


El recorrido del bullying como tema en el cine nos lleva hasta Japón, máximo exponente de la animación oriental, con su título Una voz silenciosa. El relato tiene una interesante vuelta de tuerca al centrarse no tanto en la víctima, sino más bien en el acosador.

Nishimiya Shoko es una chica sorda que llega a una nueva escuela donde es constantemente molestada por sus compañeros, particularmente por el joven Ishida Shouya. Años después, Ishida intentará redimirse de los errores del pasado.

Ésta es una hermosa historia de redención que profundiza en el significado de la amistad y los motivos por los que nos comportamos como idiotas sin pensarlo. Una montaña rusa de emociones que cuenta con buenos diseños y gran animación.

Una voz silenciosa no se centra en el abuso (como uno esperaría de este tipo de relatos) sino en las formas en las que nos comunicamos con el otro. No trata sobre los desafíos de hacerse entender con una chica sordomuda, sino de las dificultades que todos tenemos para comunicarnos realmente (todos somos un poco sordos) y cómo esto afecta nuestras vidas.

El personaje de Shoko funciona especialmente porque nos hace entender que el problema de la comunicación no tiene nada que ver con la (ausencia de) voz, sino con la forma que se le dan a las ideas y se expresan (de ahí el título literal de la película: Koe no Katachi significa “la forma de la voz”). Y para darle forma a la voz, es preciso estar dispuesto, primero que nada, a escuchar y comprender a los demás.

La incomunicación de Disconnect (Estados Unidos, 2012)

La incomunicación de Disconnect (Estados Unidos, 2012)

El viaje finaliza en Estados Unidos, con una rica historia sobre la incomunicación centrada en un grupo de personas en busca de conexiones humanas en nuestro interconectado mundo actual de las redes sociales.


Internet cambió dramáticamente la forma en la que nos comunicamos, pero el cine parece no haberse dado cuenta del todo. Disconnect hace su aporte para abrirnos un poco los ojos. A modo de thriller antológico, cuenta con tres historias que se entrecruzan.

En una de ellas, dos compañeros de clase, fingiendo ser una adolescente, consiguen que un tímido chico (también llamado Ben, como el personaje de Ben X) se saque una foto comprometida que posteriormente hacen circular por el colegio.

Luego de sufrir diferentes situaciones de acoso y burlas (que lo llevan hasta una situación límite) el joven toma una decisión drástica: intenta quitarse la vida, acabando en coma en un hospital tras intentar ahorcarse. Al igual que en Una voz silenciosa, la película nos ofrece la visión de los dos acosadores y la culpa que cargan al ver cómo ha terminado su broma.

Disconnect me gustó mucho, si bien no es para ver un sábado a la noche porque uno se arriesga a replantearse todas sus decisiones morales. Es oscura, deprimente y bastante triste. También es muy real e invita a la reflexión.

En nuestra obsesión de mantenernos siempre conectados con un mundo virtual, las percepciones del tiempo y el espacio se han distorsionado. Esta película hace un trabajo muy fino y detallista para presentar esa realidad. Es de esas películas que vienen bien para presentar en la secundaria y sacar reflexiones interesantes.

Finalmente...

El bullyng es primero un problema social, antes que escolar. En este sentido, las comunidades universitarias probablemente tienen un gran aporte para hacer, estudiando el fenómeno, sus causales, sus contingencias, su impacto y por supuesto las construcciones sociales que permitan mitigarlo o abordarlo.

Todos los que conformamos el entorno de una persona somos responsables en los casos de acoso escolar. Somos culpables si lo hacemos, pero también si lo vemos y callamos. Elegir mirar hacia otro lado, decidir no meterse, es a veces peor. La negligencia, el obviar las señales de alerta y la despreocupación por nuestro prójimo son también indicadores de que algo tiene que empezar a cambiar.

Quizás pequeñas grandes películas como Ben X, Una voz silenciosa y Disconnect –todas de diferentes partes del mundo, pero con una temática en común– logren sensibilizarnos un poco más respecto al bullying y sus consecuencias. A lo mejor también funcionen como disparador para comenzar a tomar cartas en el asunto.


Luciano SívoriIngeniero IndustrialEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Luciano es graduado de Ingeniería en la Universidad Nacional del Sur, docente, escritor y comentarista de Cine.

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