Tecnología

La salud no es digital, es salud

El Lic. Nicolas Passadore, graduado de la FAI UNCo, Miembro grupo asesor TeleSalud en Grupo asesor TeleSalud y Máster en Telemedicina y en Big Data, comparte su mirada sobre los desafíos en materia de integración tecnológica para el sector de la Salud.


Nuestra acelerada y cada vez más vertiginosa vida se vio profundamente alterada por la pandemia provocada por el virus SARS-CoV2 y la enfermedad que causa, COVID-19. Tanto fue así, que una de las primeras conclusiones que podemos extraer es que somos prescindibles para este mundo. La contaminación y daño ambiental es nuestra entera responsabilidad y culpa y fundamentalmente, lo que creíamos imprescindible para nuestras vidas, es totalmente efímero.

Lo cierto es que el mundo no tuvo más opción que detenerse, obligando a los gobiernos a tomar medidas antipopulares para contener la propagación del virus, pero también para intentar ocultar sobradas muestras de sus pésimas gestiones en materia de salud pública. Nuevamente una tragedia demuestra que el mundo gobernado por los humanos, tiene prioridades diferentes a las exigidas por las sociedades que conducen, que en consecuencia, se vuelven cómplices de cada mala decisión que sus gobernantes adoptan. Y así la ciencia nuevamente debió hacerse presente, insistiendo en este rol de heroína de los humanos en tiempos modernos, donde los personajes de Marvel nada pueden hacer por nosotros.

Es difícil separar ciencia de tecnología y en estos momentos lo es aún más. Muestras abundantes de esto han sido las tecnologías que permiten dar continuidad en el cuidado de la salud de los pacientes como por ejemplo, las plataformas de Telemedicina. Las mismas brindan el soporte necesario para vincular a un profesional de la salud con un paciente, evitando la presencialidad de ambos en los centros hospitalarios. Pero la salud digital, digitalización de la salud o salud algorítmica como actualmente intenta definirse a la incorporación de las tecnologías en el ámbito sanitario, no puede resumirse como el solo hecho de agregar dispositivos digitales en el proceso de atención del paciente.

Se necesita del Estado para impulsar leyes que le den dinámica al proceso de transformación entre Tecnología y Salud

Lic. Nicolás Passadore
Está claro que esta convergencia digital en el dominio de la salud es parte de un hecho mucho más profundo, que involucra a toda la sociedad, pero que necesita principalmente del Estado para impulsar leyes que le den dinámica al proceso de transformación. Si hacemos de esto último un axioma, veremos como nuestro país sigue dando pasos hacia atrás, empujado por intereses de distintos sectores que apuntan a conservar sus negocios que poco aportan a la convergencia entre salud y sociedad.

Habida cuenta de que luego de la pandemia nada será igual, podríamos preguntarnos si la transformación digital llegará o no a nuestro sistema de salud. ¿Tendremos al fin, procesos eficientes que impacten de forma directa en la calidad de atención del paciente o en la mejora del diagnóstico y por lo tanto del tratamiento de las diferentes enfermedades? ¿O tendremos que convivir con la triste realidad de que todo es una gran burocracia que desalienta cualquier intento por mejorar y hacer más fácil lo que hoy es tan difícil?.

Para empezar a vislumbrar el futuro, analicemos un poco el presente. El ordenamiento económico y tecnológico actual bien podría ser analizado desde dos dimensiones tecnológicas: por un lado la Inteligencia Artificial (IA) y por otro, la economía de plataformas, noción que se encuentra profundamente ligada a las nuevas aplicaciones y plataformas que permiten intercambiar dinero sin la intervención de un banco e incluso invertir en bonos y acciones con un solo click.

Los acontecimientos disruptivos que atraviesan al mundo, no negocian con gobiernos, gremios, ni colegiados.

Lic. Nicolás Passadore
La economía tradicional creaba valor de forma muy distinta a como lo hace la IA. Tradicionalmente para generar más valor se generaba más trabajo. Pero la IA no necesita trabajo para crear valor. Este casi juego de palabras, muestra una gran diferencia respecto a los procesos de automatización previos en la historia de la humanidad. Se desarrollan procesos más eficientes sin necesariamente más trabajo asociado, dado que la IA aprende "sola". Por supuesto, requiere de una fase previa de diseño y desarrollo, pero lo demás corre por su cuenta y esto genera lo que se denomina, costo marginal cero.

Una compañía que desarrolla aplicaciones tiene un costo marginal cero cuando busca aumentar sus usuarios, en cambio una empresa textil que desea ampliar su producción tiene un costo de capital y de trabajo más grande para lograr sus objetivos de crecimiento. La economía de plataformas conecta personas con la información, productos y servicios sin intermediarios. 

La resistencia a este cambio ya tiene batallas dadas. Solo pensar que aún se discute la firma digital en diferentes ámbitos, como el de la salud o bien la tan nombrada receta digital, aún sin poder implementarse, especialmente en los tiempos que corren. Son algunos ejemplos de porqué la burocracia y la ineficiencia en los procesos todavía son parte de nuestra vida cotidiana.

Solo pensar que aún se discute la firma digital en diferentes ámbitos, como el de la salud o bien la tan nombrada receta digital, aún sin poder implementarse, especialmente en los tiempos que corren, son algunos ejemplos de porqué la burocracia y la ineficiencia en los procesos todavía son parte de nuestra vida cotidiana.

Nicolás Passadore
El ámbito de la sanidad, es particularmente distinto a cualquier otro. Las personas buscan respuestas, soluciones y contención a sus problemas de salud. Es por este motivo, que la digitalización de este ámbito ha sido emparentada con la deshumanización de la salud. Sin embargo, la pandemia que nos azota, ha derrumbado por completo este mito. Una de las claves que permitió que el sistema de salud siga dando respuesta y continuidad al cuidado de las comunidades fue la incorporación de las tecnologías en los distintos procesos.

La resistencia al cambio, mayormente dada por intereses que poco aportan a la igualdad de oportunidades, genera que la sociedad evolucione de manera dispar. Pero los acontecimientos disruptivos que atraviesan al mundo, no negocian con gobiernos, gremios, ni colegiados. En todo caso, los aportes tecnológicos que hacen a una salud más justa, íntegra, igualitaria y de calidad, se irán sucediendo de manera escalonada dentro de la sociedad, pero lo que es seguro es que van a prevalecer por la misma fuerza que este tipo de cambios traen consigo.

En virtud de esta resistencia, nos encontraremos con una sociedad segmentada ya no por clases sociales exclusivamente, sino también por una sociedad que será más productiva y dinámica haciendo uso de las tecnologías y otra que empujará para que el cambio también los abarque. El mundo que tenemos por delante, el que ya muchos países se encuentran explorando, es un mundo que revaloriza las capacidades mentales por encima de las capacidades físicas. La pandemia aceleró la transformación y evidenció la necesidad de rápidamente introducirnos como país y sociedad en la era del conocimiento, valorizando la creatividad y las capacidades colectivas como motor de cambio de un país que aún discute con argumentos de los 70.

Sin importar cuánto le lleve al sistema de salud auto potenciarse a través del uso de las tecnologías está claro que la discusión no pasa por más o menos tecnología, sino por el valor agregado de ésta en término de oportunidades, mejor calidad de atención, más eficiencia, mejores diagnósticos, mejores tratamientos e igualdad de acceso al sistema sanitario, sin importar en qué punto de nuestro país nos encontremos.

Hay una frase de Schopenhauer que siempre es importante tener presente, “La salud no es todo, pero que sin ella todo lo demás es nada

Esto implica cambios constantes que aporten soluciones a las demandas de la sociedad en virtud de mejorar su calidad de vida. Demanda, que debe ser acompañada por los Estados a través de leyes e incentivos que estimulen la innovación y la mejora continua. En definitiva, la salud no es digital, es salud.

Lic. Nicolás PassadoreMiembro grupo asesor TeleSalud en Grupo asesor TeleSalud - Máster en Telemedicina - Máster en Big Data

Search